Valencia: Odisea en la nieve. Parte I

  •   26/11/2015
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Ahora que llega el frío, nos apetece recordar un viaje que los SIN Riders realizamos  a principios de 2015. Se trata de un trayecto muy habitual para los que viven en el centro de la península: Madrid-Valencia, con el objetivo de llevar a una de nuestras Harleys hasta el taller de Sueca Iron para convertirla en la Harley SIN Riders. Lo que no sabíamos es que el viaje se convertiría en una auténtica odisea que nos obligaría a ir improvisando y cambiar nuestros planes para poder llegar a nuestro destino.

Como buenos moteros, antes de comenzar la ruta, lo primero fue mirar los partes meteorológicos. Desde el principio sabíamos que las predicciones no eran muy buenas pero pensamos que no se cumplirían de forma tan directa. Iba a haber tormentas de nieve por casi todo el territorio nacional y ponían a 44 provincias en alerta,  pero no pensamos que nos podrían coger. Craso error.

Salimos de Madrid con mucho frío y muchísimo viento. Para ir en línea recta, teníamos que ladear ligeramente las motos y compensar así la fuerza del viento. Algo francamente incómodo.

Nuestra primera parada estaba prevista en Alarcón pero, apenas pasado Guadalajara, tuvimos que hacer un alto en el camino para entrar en calor. El intenso frío nos obliga a parar en Horche;  aquí encontramos la Finca Fuensanta un agradable lugar en el que pudimos calentarnos en su chimenea y recobrar fuerzas con unos asados, sopa castellana y un par de rondas de cerveza SIN. Muy necesario pues, aún sin saberlo, lo más duro estaba por llegar.

Continuamos ruta pero el cielo cada vez se oscurecía más y más. Empiezan a caer los primeros copos, no muchos, pero molestos. No queda más remedio que parar a ponernos el traje de agua. Estamos en Cañaveras, todavía lejos de nuestro destino. Apenas entramos en el bar de carretera, cuando se desata una tormenta de nieve espectacular. Quince minutos de nevada que dejan todo el paisaje teñido de blanco. La Nacional 320, por la que veníamos, ha desaparecido por completo. Estamos atrapados.

Los amables vecinos nos dejaron una leñera en donde poder guarecer la moto. Sobre cuatro ruedas pudimos hacer los 40 km. que nos separan de Cuenca… ¡en casi tres horas! La carretera estaba difícil y muy complicada. De hecho, pudimos ver a decenas de camiones que no pudieron continuar su ruta.

Ya en Cuenca, después de todo un día soportando un frío polar, pudimos encontrar el descanso del guerrero en uno de los mejores Paradores que se puedan encontrar. Se trata de un convento de los dominicos del siglo XVI, reconvertido en un acogedor hotel en el que descansamos a conciencia. Ya por la mañana, pudimos comprobar que la ubicación era impresionante: las hoces del río Huécar a nuestros pies y las famosas casas Colgadas de Cuenca delante de nosotros.

Con todo ya listo, nos toca seguir nuestra aventura. ¿Podremos salir de la nieve? ¿Nos volveremos a quedar atrapados? ¿Conseguiremos llegar a nuestro destino? ¡Muchas incógnitas que os contaremos en la segunda parte de este viaje de SIN Riders!

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