
Naturaleza, aire limpio, mar y montañas imponentes… Para disfrutar de una buena ruta en bicicleta hoy os proponemos una opción diferente, nos vamos fuera de la Península, a un paraíso natural característico por sus playas de arena blanca, lava negra y con un interior rural y montañoso: Gran Canaria.
Una de las opciones más atractivas en esta isla es hacer una ruta en bici por el noroeste de Gran Canaria. Una ruta circular que comienza y termina en el puerto de Agaete, una ruta prevista para descubrir la zona más virgen y recóndita de la isla. Un recorrido que supone un reto para los más atrevidos con la bicicleta: enfrentarse al risco de Faneque, el macizo de Tamadaba y uno de los puertos de montaña más exigente.
Una vez hemos superado la zona más dura, continuamos disfrutando de una ruta directa al corazón de la isla. Una experiencia que no te puedes perder si eres un apasionado sobre ruedas, si te gusta sentir el aire del viento contra tu cara descendiendo por las paredes del Aserrador, caracterizado por unas vías estrechas y sinuosas en las que dejaremos a nuestro paso los municipios de Tejeda y Artenara. Este último relevante por encontrarse en la zona de mayor altitud y menos poblado de la isla. Abrir bien los ojos en esta zona es imprescindible, ya que vamos a cruzarnos con paisajes muy variopintos a la vez que llamativos como barrancos, roques y volcanes erosionados.
Una vez hemos cumplido con esta parte del recorrido retomamos la vuelta a la costa. Un recorrido más tranquilo descendiendo por carreteras secundarias donde podremos dejarnos llevar por ellas hasta llegar a Agaete de nuevo y poder parar a descansar y disfrutar de una cerveza SIN, habiendo cumplido con un recorrido exigente, tentador y lleno de vistas y paisajes que no dudarás en querer repetir.
Para los más valientes también os proponemos una extensión de esta ruta haciendo un bucle circular que comienza en Artenara. Se trata de realizar un recorrido más amplio bordeando este espectacular bosque, declarado parque natural, que si te ves con fuerzas merece la pena animarse a recorrerlo.